jueves, 15 de septiembre de 2011

Texto del dia

Jueves 15 de septiembre

Fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo (Rom. 5:10).

Ninguno de nosotros ha tenido un padre capaz de transmitirnos vida en el pleno sentido de la palabra: vida perfecta (1 Tim. 6:19). Como la primera pareja pecó, nacimos alejados de nuestro bondadoso Padre y Creador, y no podíamos ser considerados hijos suyos (compárese con Deuteronomio 32:5). Desde aquel momento, la humanidad ha vivido fuera de la familia universal de Jehová y apartada de él. Aun así, cada uno de nosotros puede pedirle a Jehová que lo acepte en la familia de siervos suyos. Pero ¿cómo podemos gozar de su favor si somos pecadores? El apóstol Pablo da la respuesta con las palabras del texto de hoy. Ahora bien, para que él nos reciba, tenemos que solicitarle una buena conciencia, y la forma de hacerlo es bautizándonos (1 Ped. 3:21). No obstante, hay otros pasos que debemos dar antes. Primero debemos conocer bien a Jehová y aprender a confiar en él; luego hemos de arrepentirnos y cambiar el curso de nuestra vida (Juan 17:3; Hech. 3:19; Heb. 11:6). w10 15/1 1:11, 12

No hay comentarios:

Publicar un comentario