Es residente del barrio y lo hace en beneficio de la comunidad.
Frente a la indiferencia de algunos y el asombro de otros, barre las hojas secas que caen de los árboles, recoge los papeles que personas dejan por ahí y, también, limpia los desechos de las mascotas que dueños despreocupados no recogen.
Hace tres meses llegó al barrio El Batán y le pareció que el parque San Ambrosio, ubicado en la calle 123A con carrera 49, era un “descanso visual en medio de tanto edificio”, se dio cuenta que la gente lo tenía descuidado y por ello, desde que llegó, decidió dedicarle una hora cada mañana para limpiarlo.
“La primera vez que la vi estaba arrodillada sembrando unas flores y apilando unas piedras que estaban en el parque”, comentó Esperanza Castilla, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Estela había decidido recoger unos cartuchos que un vecino había botado, “los levanté y los sembré”, señaló, mientras los regaba con agua.
Agregó que “para tener el parque limpio no se necesita inversión, sino voluntad”, inició con un recogedor y un palito, levantando los papeles que la gente dejaba. Luego, la Junta le prestó los implementos necesarios para hacer su labor.
Asegura que no tiene mascotas ni niños que jueguen en el parque, pero que lo hace como una forma para hacer ejercicio porque le produce una sensación agradable y es en beneficio de la comunidad.
Ella es testigo de Jehová y asegura que, según lo que ha aprendido de la Biblia, lo hace “para mejorar el entorno que tenemos, y como la tierra nos nutre debemos hacer algo para retribuirla”, concluyó Estela.
Vecinos decidieron unirse
Antes vivía en el barrio Ciudad Jardín pero no había parques tan cercanos a su casa, por lo que de vez en cuando los limpiaba; los vecinos le decían que la labor que hacía era muy bonita.
Confesó que en El Batán la gente la miraba y le preguntaba por qué lo hacía, ella sólo atinaba a responder “quiero verlo bonito”. Pero, poco a poco, los residentes se fueron contagiando de su actitud y decidieron ayudarla.
“Indudablemente ha mejorado mucho el parque” comentó Edilberto Suárez, residente que acostumbra hacer ejercicio, quien al verla se comprometió a dedicarle algunos minutos en las mañanas para recoger papeles.
Lo mismo hicieron un grupo de aproximadamente 20 mujeres que salen a ejercitarse en el lugar, “la vez pasada salieron con rastrillos, escobas y recogedores para limpiar el lugar”, comentó Estela.
La actitud y colaboración de algunos de sus vecinos la tiene muy contenta y agradecida. “Estoy muy entusiasmada de ver a la gente ayudando -y agregó- si la gente lo ve limpio se abstendrá de ensuciarlo”.
http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10172584.html
Hace tres meses llegó al barrio El Batán y le pareció que el parque San Ambrosio, ubicado en la calle 123A con carrera 49, era un “descanso visual en medio de tanto edificio”, se dio cuenta que la gente lo tenía descuidado y por ello, desde que llegó, decidió dedicarle una hora cada mañana para limpiarlo.
“La primera vez que la vi estaba arrodillada sembrando unas flores y apilando unas piedras que estaban en el parque”, comentó Esperanza Castilla, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Estela había decidido recoger unos cartuchos que un vecino había botado, “los levanté y los sembré”, señaló, mientras los regaba con agua.
Agregó que “para tener el parque limpio no se necesita inversión, sino voluntad”, inició con un recogedor y un palito, levantando los papeles que la gente dejaba. Luego, la Junta le prestó los implementos necesarios para hacer su labor.
Asegura que no tiene mascotas ni niños que jueguen en el parque, pero que lo hace como una forma para hacer ejercicio porque le produce una sensación agradable y es en beneficio de la comunidad.
Ella es testigo de Jehová y asegura que, según lo que ha aprendido de la Biblia, lo hace “para mejorar el entorno que tenemos, y como la tierra nos nutre debemos hacer algo para retribuirla”, concluyó Estela.
Vecinos decidieron unirse
Antes vivía en el barrio Ciudad Jardín pero no había parques tan cercanos a su casa, por lo que de vez en cuando los limpiaba; los vecinos le decían que la labor que hacía era muy bonita.
Confesó que en El Batán la gente la miraba y le preguntaba por qué lo hacía, ella sólo atinaba a responder “quiero verlo bonito”. Pero, poco a poco, los residentes se fueron contagiando de su actitud y decidieron ayudarla.
“Indudablemente ha mejorado mucho el parque” comentó Edilberto Suárez, residente que acostumbra hacer ejercicio, quien al verla se comprometió a dedicarle algunos minutos en las mañanas para recoger papeles.
Lo mismo hicieron un grupo de aproximadamente 20 mujeres que salen a ejercitarse en el lugar, “la vez pasada salieron con rastrillos, escobas y recogedores para limpiar el lugar”, comentó Estela.
La actitud y colaboración de algunos de sus vecinos la tiene muy contenta y agradecida. “Estoy muy entusiasmada de ver a la gente ayudando -y agregó- si la gente lo ve limpio se abstendrá de ensuciarlo”.
http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10172584.html
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