jueves, 1 de septiembre de 2011

Texto del dia


Jueves 1 de septiembre

El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón (1 Sam. 16:7).

El profeta Samuel tenía ante sí a un joven pastor de apariencia insignificante. ¿Cómo iba a ser rey ese muchacho? Sin embargo, Jehová podía ver el corazón de David, y lo que veía le agradaba mucho. Para él, lo importante no es el exterior de la persona, sino el interior. Por eso, cuando Samuel se dio cuenta de que Jehová no había elegido a ninguno de los hijos de Jesé que estaban en su casa, mandó traer al más joven, que se encontraba pastoreando los rebaños de su padre. El relato dice: “Por consiguiente, [Jesé] envió y lo hizo venir. Ahora bien, [David] era rubicundo, un joven de hermosos ojos y gallarda apariencia. Entonces dijo Jehová: ‘¡Levántate, úngelo, porque este es!’. Por lo tanto Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante” (1 Sam. 16:12, 13). w09 15/4 5:1, 3

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