Jueves 29 de septiembre
Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán (Juan 15:20).
Responder con aspereza a los comentarios despectivos que nos hagan podría agravar la situación. ¿Cómo deberíamos reaccionar, entonces? El apóstol Pedro escribió: “Santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para presentar una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con genio apacible y profundo respeto” (1 Ped. 3:15). Así es, una respuesta amable, apacible y respetuosa puede suavizar la actitud de quienes nos insultan (Tito 2:7, 8). Pablo nos da esta recomendación: “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno” (Col. 4:6). Si nos acostumbramos a ser corteses con nuestra familia, con los compañeros de trabajo y de estudios, con los hermanos y con los vecinos, estaremos mejor preparados para afrontar las burlas y los insultos de una manera digna de un cristiano (Rom. 12:17-21). w09 15/11 5:11, 12
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