Viernes 23 de septiembre
De veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura (Fili. 3:8).
Desde joven, el apóstol Pablo recibió la mejor preparación para triunfar en el mundo judío. No tendría más de 13 años cuando dejó Tarso, su ciudad natal, a fin de mudarse a Jerusalén y estudiar bajo la tutela de Gamaliel, un reconocido maestro de la Ley (Hech. 22:3). Tanto se destacó Pablo, que de haber continuado con su formación, habría alcanzado una prestigiosa posición en el judaísmo (Gál. 1:13, 14). Pero cuando aceptó las buenas nuevas y emprendió su ministerio, dejó atrás todo eso. ¿Se arrepintió de su decisión? No, como muestran las palabras del texto de hoy. Al igual que Pablo, los cristianos de la actualidad hacemos sacrificios por causa de las buenas nuevas (Mar. 10:29, 30). w09 15/9 4:13, 14
No hay comentarios:
Publicar un comentario