Viernes 30 de septiembre
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él (1 Juan 2:15).
Ciertamente, el mundo y su espíritu egoísta están en contra de Jehová y del espíritu santo. Los cristianos verdaderos no solo evitan ser parte de él, sino que lo rechazan con todas sus fuerzas, pues saben que, como dijo el discípulo Santiago, “la amistad con el mundo es enemistad con Dios” (Sant. 4:4). En la sociedad actual, con todas sus tentaciones, es un verdadero desafío seguir el consejo de Santiago (2 Tim. 4:10). Por eso, Jesús oró así a favor de sus discípulos: “Te solicito, no que los saques del mundo, sino que los vigiles a causa del inicuo. Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:15, 16). Preguntémonos: “¿Lucho yo por mantenerme separado del mundo? ¿Saben mis conocidos lo que pienso de las fiestas y costumbres que tienen origen pagano o que manifiestan el espíritu del mundo?” (2 Cor. 6:17; 1 Ped. 4:3, 4). w10 15/1 3:15, 16
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